TU TIPO DE PIEL
¿Sabes qué tipo de piel tienes?¿Piel deshidratada o seca? ¿Cuál es la diferencia?
Cuando hablamos de tipo de piel, nos referimos a las características que tiene nuestra piel, que nos han venido dadas por la genética. Simplificando diríamos que son las características “fijas” de nuestra piel y hay 4 tipos de piel: seca, grasa, mixta y normal.
Cada tipo de piel presenta una serie de características:
• Seca: falta de sebo, tirantez, piel áspera, finas líneas de expresión. (no hablamos de piel madura)
• Grasa: exceso de sebo, impurezas, poros grandes, brillos.
• Mixta: presenta exceso de sebo en la zona T (frente, nariz y mentón), mejillas normales o secas.
• Normal: Si es la tuya, ¡tienes mucha suerte! Es equilibrada, con poros pequeños, suave de textura aterciopelada. ¡Un chollo, vamos!
Cuando hablamos de piel deshidratada, sensible, irritada, arrugas, entre otros, estamos hablando de condición o estado de la piel.
La condición o estado de la piel es algo que se produce por tiempo determinado y por culpa de diferentes factores, como son, la alimentación, la polución, cambio de temperatura, cambios hormonales, hábitos de vida, etc.
Las condiciones de la piel más generalizadas son:
• Acné
• Deshidratación
• Sensibilidad
• Pigmentación (manchas)
¿Es posible tener una piel deshidratada grasa o mixta y tener una piel seca, pero hidratada? ¿Cómo la diferencio una de otra?
La piel seca normalmente presenta rojeces y descamaciones, mientras que la deshidratada suele aparecer apagada.
La piel seca con el tiempo, si no se nutre bien, acaba deshidratada, pues no se mantiene la barrera lipídica que retiene el agua en la piel. Si tienes una piel seca y no la nutres además de hidratarla, aparecerán pequeñas arrugas, antes de tiempo.
Si tienes la piel grasa es importante que la hidrates y equilibres los niveles de sebo necesarios para retener el agua.
Todos los tipos de piel a lo largo de la vida van sufriendo cambios y no solo debidos al envejecimiento natural, el estrés y otros factores arriba mencionados pueden influir en su apariencia.
Sea cual sea tu tipo de piel y tu condición, es básico tener unos buenos hábitos de vida y una buena rutina de belleza: limpieza, hidratación, nutrición y protección. Utilizar productos cosméticos adecuados preferiblemente productos naturales, libres de tóxicos y efectivos.
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